5/5/08

Sobre la campaña Piensa antes de copiar

Acabo de leer un artículo del diario La República del día lunes 5 de mayo de 2008 titulado Piratería estudiantil: el 89% no paga por los programas (pág. 33). Para comenzar, debo decir que estoy de acuerdo en que en Uruguay la mayor parte del software utilizado por el público es ilegal, incluso en el ámbito laboral. Sin embargo, el artículo no esta enfocado a explicar la problemática sino a presentar la campaña Piensa antes de copiar. Y es justamente esta campaña la que me preocupa. Obviamente, lo siguiente que hice tras leer el artículo fue acceder al sitio mencionado: www.piensaantesdecopiar.com. Y realmente encontré lo que esperaba: más del discurso del tipo “si no compras lo que yo vendo eres un criminal”. La campaña no está orientada a exponer las características de la propiedad intelectual, sino a exponer un lado de ella. En todo momento se habla como si absolutamente toda obra, sea ésta un texto, un software o música, entre otras, es un producto comercial que debe ser comprado para poder ser utilizado, aprovechado o disfrutado. Y paarece que no cabe la idea de que hay gente que entrega su trabajo para ser utilizado, aprovechado o disfrutado sin ánimo de lucro, o sin exigencias mayores que respeto a su trabajo. Y respeto al trabajo de alguien ni implica exclusivamente pagarle por él: para la mayoría de nosotros, en algunos casos, el reconocimiento, el agradecimiento o la satisfacción de sabes que nuestro trabajo es util para alguien más. Por supuesto, no en todo, de algo tenemos que vivir. Pero no solo de dinero vivimos.


Esta nota está motivada principalmente por un penoso cuestionario que se encuentra en el sitio antes mencionado y que tiene como objeivo “ayudar” a determinar cuánto conocen las personas sobre derechos de autor y legalidad. A modo de ejemplo, comento algunas de las preguntas:

-Pregunta 4: Está bien copiar contenido de Internet para uso personal? La respuesta dada en el formulario es FALSO. Y es incorrecta: existe en internet una innumerable cantidad de trabajos que han sido publicado para el libre uso por parte de sus autores, ya sea renunciando a sus derechos (haciendo el documento de dominio público) o publicándolo bajo diferentes licencias, tales como Copyleft, GPL o GLPL, entre otras. Existen muchas licencias completamente aceptadas y legales que garantizan el uso total o parcialmente de los documentos publicados bajo ellas. En algunos casos se requiere que se adjunte una nota sobre la licencia, en otras que se mencione explícitamente la fuente, y en otras no se exige absolutamente nada. Y son todas licencias, es decir, están dentro de la ley. Es decisión del autor.

-Pregunta 5: Está bien comercializar copias de música, películas y software a través de una red de intercambio de archivos? Respuesta del formulario: FALSO. Nuevamente incorrecto. Nada me prohíbe a mí, como autor, compositor o editor compartir o comercializar mi propio trabajo a través del medio que crea más conveniente. Hay muchas bandas de música que se lanzan al mercado a través de redes de intercambio o sitios de internet para así dar a conocer su trabajo, como alternativa a caer en la bolsa de alguna de las grandes compañías explotadoras o a pagar enormes cifras para distribuir su trabajo. Lo mismo sucede con millones de programadores de software que comparten, beneficiando a la comunidad y beneficiándose con ella, su trabajo. Y poetas, narradores, cuentistas, articulistas y hasta periodistas, escritores en general. Y en algunos casos, hastan reciben réditos económicos por todo ello.

-Pregunta 6: Está bien instalar software prestado en tu computadora o cargar música prestada en tu dispositivo MP3? De nuevo la respuesta de cuestionario es FALSO. Y nuevamente es incorrecto. Nada prohíbe al autor o propietario legal de una obra, de cualquier tipo, entregar su trabajo a cambio de nada a terceros (de hecho, a cambio de satisfacción, experiencia, retroalimentación, mejoras, etc). Nada me prohíbe a mi descargar de internet música o software liberado explícitamente por su respectivo autor, nuevamente, bajo algún tipo de licencia o entregado al dominio público.

-Pregunta 8: Está bien quemar copias de discos compactos de música y software para tus amigos? Otra vez la respuesta es FALSO, y otra vez es incorrecta. No es tan discutible en cuanto a la música (lo es, pero se dificulta defenderlo) pero en cuanto al software sí lo es. Existen cientos de piezas de software que están disponibles para bajar de internet con el único objetivo de copiar a disco y distribuirlo: distribuciones del sistema operativo Linux (SuSE, Ubuntu, Mandrake, Debian y cientos más), paquetes de ofimática (OpenOffice), herramientas técnicas (servidores web, servidores de bases de datos) y colecciones de programas especialmente compiladas con el permiso expplícito de sus autores o comprendidos bajo determinadas licencias, juegos incluidos.

-Pregunta 9: El software copiado ilegalmente puede infectar tu computadora con virus (...)? Aquí la respuesta del cuestionario es VERDADERO. Y esta vez está bien. Pero resulta que el software original, comprado legalmente un distribuidor autorizado también puede hacerlo. Por supuesto que las probabilidades de que suceda son mucho menores por los (supuestamente) estándares de calidad, pero no se puede decir que nunca sucedió que software perfectamente legal fue distribuido con virus o programas ilegales, algunas veces por error, y otras intencionalmente. El registro y envío de información por parte de un software cualquiera, sin conocimiento y consentimiento por parte del usuario es ilegal, pero gran parte del software que usamos a diario lo hace. Por otra parte, nada, absolutamente nada, impide registrar un programa “malicioso” y comercializarlo. De hecho, los keyloggers (que registran cada tecla presionada en el teclado) y otros tipos de spyware (programas espías) que registran todas las acciones que hace un usuario en su equipo, muchas veces sin su consentimiento, son comercializados regularmente como software para control de uso de los sistemas.

-Pregunta 13: Está prohibido por ley operar toda clase de software sin licencia? La respuesta del cuestionario es VERDADERO. Pero vuelve a ser incorrecta. Yo, como programador, puedo ser autor de una pieza de software que decido compartir con la comunidad sin jamás registrarlo en ningún lado, exponiendo explícitamente (o implícitamente) mi deseo de que dicha pieza sea utilizada, e incluso estudiada, analizada, modificada y distribuida, sin ningún tipo de requerimiento de pagar por eso, incluso sin necesidad de ser notificado. En esto se ha fundamentado la comunidad del Open Source, tan avanzada hoy, y que ha desarrollado tantas licencias diferentes, complementarias y encontradas; pero aún a muchos nos gusta compartir nuestro trabajo sólo por la satisfacción de hacerlo, de hacer algo que a otra persona le pueda ser útil, o para aprender y ayudar a otro a aprender, igual que otro hizo conmigo. Y la ley no puede, ni debe, prohibir eso.

-Pregunta 3: está bien copiar contenido de Internet para trabajos escolares? Según la respuesta del cuestionario, lo anterior es VERDADERO. Y está mal. Es verdad que muchos autores permiten que parte de su obra sea utilizada para trabajos académicos o sin fines de lucro, pero no necesariamente es así. De hecho, la ley de derechos de autor en su forma más estricta, prohibe todo tipo de reproducción, total o parcial, de cualquier obtra sin el expreso consentimiento de su autor o propietario legal. Además eso de que esté bien copiar algo de internet es dudoso. Dicen que copiar de uno es plagio, pero copiar de muchos es investigación.


Quienes estamos en el ambiente del software estamos acostumbrados a esuchar este tipo de cosas, promovidas por las grandes compañías productoras de software, en ocasiones secundadas por pequeñas y medianas empresas y porqué no autores independientes. Y nadie dice que está mal proteger el trabajo de cada uno, de hecho puede ser una necesidad. Pero de ahí a querer convencer a la gente de que el software cerrado, propietario y a menudo caro, es la única alternativa, me parece que hay una gran distancia. La mayoría de los que vivimos del software nos hemos beneficiado de una manera o de otra del software abierto, libre, gratuito, público y de otros tipos (no confundir, ninguno de los anteriores son sinónimos, mas bien se pueden considerar parónimos), y hemos tratado, en la medida de nuestras posibilidades, contribuir a lo que llamamos la sociedad.

Miles de veces he buscado información en internet y he encontrado lo que buscaba gracias a que alguien tuvo el mismo problema o la misma inquietud que yo y se dispuso a resolverla y compartir el conocimiento adquirido para que otros no tengan que reinventar la rueda. Y así es como avanza la sociedad; si todos los artífices de los grandes avances de la tecnología hubiesen dicho “esto que aprendí es mío y si lo quieres saber debes pagarme”, entonces también otros hubiesen perdido tiempo valioso estudiando y resolviendo una y otra vez el mismo problema, y no hubiésemos llegado hasta aquí.

Miles de veces he necesitado piezas de software para hacer mi trabajo. Y muchas veces la he encontrado disponible sin necesidad de pagar nada por eso, o con la posibilidad de pagar un cierto precio pero con la posibilidad de modificar el producto y adaptarlo a mis necesidades. Y el 99% de nuestro software actual debe su existencia al lenguaje de programación C, del que sus autores jamás pidieron que todo aquel con deseos de desarrollar software con él deba pagarle nada a ellos; de ser así, aún hoy estaríamos introduciendo miles de tarjetas de cartón en una máquina. Y lo mismo sucede hoy en día con Java, PHP, Perl, Python, etc.

Y también muchas veces he utilizado software de primera calidad con total libertad sin necesidad de comprar nada; de hecho, esto lo estoy escribiendo en mi procesador de texto favorito, OpenOffice Writer, miembro del paquete OpenOffice, disponible para descargar gratuitamente de su sitio en internet (http://www.openoffice.org); bueno, en realidad, estoy usando StarOffice, un primo cercano actualmente cerrado pero abierto cuando lo descargué de la web de Sun Microsystem. Y navego por internet con Mozilla Firefox, un navegador gratuito también disponible para bajar de internet (http://www.mozilla-europe.org/es/). Y desarrollo con Java, disponible gratuitamente en internet (http://www.sun.com/java/), utilizando el entorno de desarrollo integrado gratuito NetBeans (http://www.netbeans.org/). Virtualmente existe un equivalente para cada programa de uso común que pueda necesitar un usuario normal, es sólo cuestión de animarse a probar algo distinto y ver que no es tan distinto...


Para terminar, no puedo dejar de considerar una problemática mencionada en el artículo: los estudiantes utilizan software pirateado. Y es verdad, como estudiante de la Universidad de la República, lo veo y lo asumo. Se me ocurren un par de razones para que esto sea así.

Primero: en la propia Universidad de la República se incentiva a ello. Me refiero a que más de la mitad de las veces se entrega a los estudiantes y se espera de ellos documentos de MS Office (MS Word, MS Excell, MS PowerPoint). Pero vivimos en una sociedad en la que, para ser sinceros, un estudiante común no puede comprar dicho paquete de ofimática, cuando tener una PC en su casa o residencia ya es un gran esfuerzo. Entonces, por desconocimiento y necesidad, los estudiantes acaban consiguiendo una copia ilegal del software: sin ella, no pueden realizar su trabajo.

Segundo: en la propia Universidad de la República no se exponen alternativas. Rara vez se habla del software libre, del open source o del software gratuito. De hecho, fuera de la carrera de ingeniería en computación muy pocos estudiantes saben que existen alternativas a MS Office, Matlab (un software utilizando en diferentes disciplinas para hacer cálculos matemáticos complejos) y Autocad (usado por arquitectos); seguro en otras disciplinas también existen alternativas, es sólo cuestión de buscar un poco: alguien ya lo necesitó antes y no todos son egoistas.

Tercero: el propio Estado uruguayo promueve la piratería, de la misma forma que lo hace la Universidad de la República.

Cuarto: generalmente, quienes están abocados a la producción de software para compartir, de la forma que sea, no tienen tiempo ni recursos económicos para invertir en publicidad de sus productos: el boca a boca y la difusión en internet son sus herramientas. Pero pocos estudiantes comprenden la necesidad de pasarse a estas alternativas “desconocidas” porque pueden conseguir el software “normal” por el mismo precio (pirateado, claro está) y no conoce y por lo tanto no le importa la diferencia.

Quinto: es difícil romper el círculo vicioso: “uso esto porque todo el mundo lo usa”, pero todo el mundo lo usa porque nadie se anima a cambiar.


Que quede claro que yo, como individuo, no estoy diciendo que la piratería de software esté bien ni que haya que forzar a la gente a usar alternativas. El que puede pagar, si le gusta el producto, que pague. Aunque personalmente soy usuario ocasional de Linux, también soy usuario de MS Windows y, bromas aparte, me parece un buen sistema. No me gusta que al comprar un equipo me obliguen a pagar también el sistema operativo (MS Windows), pero reconozco que para un usuario común pueda resultar más fácil, y ya que lo paga me parece perfecto que lo use. También creo que los niños que crecen hoy en día, y que se van introduciendo en el mundo de la informática, tienen la capacidad de iniciarse directamente en ella utilizando herramientas “alternativas” (por llamarlas de alguna manera, pero sin dejar de resaltar que mal o bien son equivalentes) sin los problemas de adaptación que tal vez tuvimos nosotros.


En fin, no todo software copiado de un amigo a otro es ilegal, ni todo documento bajado de internet es ilegal, ni toda musica traspasada al reproductor mp3 es ilegal. Si vamos a hacer una campaña informativa sobre qué cosas son ilegales y qué cosas no, hagámosla limpiamente, Digamos “este producto es bueno pero si no quieres pagar por él, este otro es también bueno y el autor te deja usarlo sin que le pagues”. Y expliquemos TODAS las alternativas. No asustemos a la gente diciendo que si no nos paga por usar lo que nosotros hacemos está en infracción. Hay software libre. Hay textos libres. Hay música libre. Y hay todo eso gratuito. El conocimiento siempre debe ser libre; cuando el conocimiento no sea libre, ya no habrá conocimiento.

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